Recuerdos en coral

En las profundidades de un lugar de fantasía, un monje se encuentra atrapado. Su aparición en este precioso lugar submarino, es desconocida. Por ende, los límites de la fe y la realidad se ven desafiados. Su decadencia: inminente.

...............................................................................


Mi nombre es Fray Lorenzo, prominente del Reino de Navarra. Soy monje y desde que era joven quería pertenecer a la familia de Dios. Si mal no recuerdo era huérfano, y gracias a la ayuda de unas hermanas, me quedé en su convento desde que era un niño. Ellas me criaron y me mostraron el camino de nuestro Señor, hasta que tuve que abandonar ese lugar para seguir con mi cometido. Ahora, con treinta y cinco años, veintitrés de ellos sirviendo a Dios, podría decirse que alcancé la felicidad, hasta ahora. Eso es todo lo que recuerdo, no sé ningún detalle más sobre mi vida personal, no sé qué ha podido pasar. Parece un sueño, pero sé que no lo es. ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? ¿Me trajiste Vos, mi Señor?

Mi alrededor parece fantasioso, mirar el cielo es irreal y vivir en este lugar, carece de sentido alguno. Camino entre roca verde y corales de diferentes colores llamativos, están por todas partes, el horizonte se difumina. Al levantar la cabeza puedo contemplar el mar, no es que yo esté en el cielo boca abajo contemplando el mundo, estoy bajo esa agua, pero el interior es seco. A veces puedes encontrar charcos, pequeños lagos, nada en movimiento, nada desemboca en nada. Esta agua es cristalina, transparente al completo pero con toques azules. Eso se debe al cielo, porque sí, más allá de esa capa de agua que me encierra, hay cielo o eso creo. También hay sol y una luz tenue que traspasa la capa de agua, siempre iluminándome. Tampoco hay vida, solo estoy yo aquí, y los corales.

Los corales son la única forma de vida aparte de la mía que subsiste aquí. Durante el tiempo que he estado aquí, que ha sido bastante, he podido identificar los más comunes. En total son cuatro y se pueden distinguir por sus colores, ya que la mayoría tienen una forma similar. Todos lucen de aspecto tubular, algunos más, algunos menos, pero podría decirse que son de la misma familia. Los que más abundan son los verdes, similar al color de la roca que puebla todo el lugar; estos son como el pasto de este mundo. No sirven para nada, lo mismo con los grises, aunque no estoy tan seguro. El segundo tipo son los rojos, estos tienen una textura más blanda que el coral común, a partir de eso descubrí su función. En este lugar, como bien he dicho, no hay nada más que esas tres cosas, roca, corales y agua. Como es obvio, necesito subsistir, y aquí no hay comida, pero probé por desesperación ese coral. Efectivamente, el coral rojo era perfectamente comestible, me arriesgué mucho probándolo de golpe, podía matarme al instante o de aquí un tiempo, pero no pasó nada. Como no he visto ningún tipo de efecto secundario, ahora mi dieta se basa en este coral, aunque no es el único comestible. Otro coral con distinto color es el amarillo, similar al rojo en sabor, pero más dulce. Cabe aclarar que el sabor que da un coral es muy neutro, no sabría cómo identificar su sabor. Es algo crujiente, aunque no mucho. Su blandura se debe al líquido que tienen  dentro, el cual es agua, por eso es tan difícil identificar un sabor al comerlo. Por último está el coral azul, este absorbe una gran cantidad de agua. Este también es comestible, pero no es recomendable, su agua está sucia y tiene un sabor amargo. Sin embargo, este coral es muy importante para mí. Su agua aparte de ensuciarse se vuelve más densa, similar a la tinta. Desde que vine aquí solo iba cargado de un libro y una pluma, no sé por qué, pero los tenía en mis manos. El libro estaba completamente en blanco, y la pluma era inservible, sin tinta. Gracias a este coral estoy escribiendo esto, serán mis memorias o un diario personal, o un manual de supervivencia…

Fuera de este miedo por el desconocimiento, cosas como estudiar a los corales que hay aquí me relaja. Puede que antes de estar en este mundo fuera alguien curioso, aunque tengo vagos recuerdos de mi infancia que me hacen creer que es lo contrario y no por mí, sino por ellas. Ahora me está viniendo a la cabeza, las monjas del convento me prohibían salir para hacer este tipo de cosas, ¡a mí siempre me ha encantado investigar! Ahora que soy libre, puedo centrarme más en mí mismo. ¿Es acaso esa tu intención Dios? ¿Me diste un regalo?

Tras un largo tiempo observando a los corales he podido entender más sobre su crecimiento. Estos absorben agua de la propia humedad del lugar. Al tener un techo de agua todo está algo más mojado, y de esa agua van absorbiendo y subsistiendo. Algo que no acabo de entender es su reproducción, ¿cómo es posible que crezcan más y más corales? Nunca paran de crecer, nunca paran de aparecer en lugares donde no había. Es extraño, ni estando atento a ellos he podido descifrarlo. Aunque no tiene que haber una explicación a todo, no soy nadie para pedir nada. Dios ha querido que estos seres existan y se reproduzcan. Te lo agradezco mi Señor, sin este regalo estaría muerto, gracias por su compasión.

Llevo aproximadamente un mes en este lugar, y no dejo de descubrir nuevos sitios para explorar. Resulta que existen una especie de cuevas subterráneas donde reinan las cascadas, el sonido del agua chocar contra la roca es relajante. Aquí abajo también crece el mismo coral que en el exterior. Lo que me fascina de estas cuevas es su iluminación, aunque estén fuera del alcance del sol, no está oscuro en absoluto. Creo que esa luz sale de la propia agua; de las cascadas, los pequeños lagos y charcos. Es tan pura, allí lavo mis ropajes. Siempre llevo puesto mi hábito, mis sandalias, mi gorro y lo que me extraña desde que he llegado aquí, es mi peto de cuero. ¿Por qué alguien del clero llevaría un elemento militar? Sigo sin recordar nada nuevo sobre mi pasado.

Han pasado varios días y sigo dentro de “las grutas de la pureza”, así las llamo yo por el paisaje natural que deja ver; esa agua tan cristalina es hipnotizante. Estos días he tenido mucha sed, no me bastaba con el agua que consumía de los propios corales, he probado la que sale directamente de las cascadas. Es fresca, es el agua más sabrosa que he probado nunca, aunque de por sí el agua no tenga sabor. Aunque creo que no está bien que abuse tanto de ella, beber tanto me produce hinchazón en algunas zonas del cuerpo, lo sé porque cuando aprieto las zonas afectadas sale un poco de esa agua por los poros de mi piel. Agradezco a Dios por sus señales, intentaré controlar mis impulsos. La tentación es la debilidad del hombre, pero nuestro Señor nos ayuda a retomar el camino del bien.

En este lugar me he dedicado a desarrollarme artísticamente para conectarme más con Dios, utilizando la tinta he pintado varias paredes con pinturas eclesiásticas y relacionadas con la Biblia. Gracias a ello empecé a recordar cosas, algunas de las pinturas fueron representaciones de las misas en las que participaba, distintas versiones de la crucifixión, el viaje de Jesús en el desierto y su contacto con el diablo, el infierno, representaciones de los peores castigos de ese lugar…

Ya ha pasado un tiempo y volví al exterior, dejé de pintar y empecé a escribir en las últimas páginas del diario algunas partes de la Biblia e incluso he creado nuevas plegarias para nuestro Señor. Como ya dije, eso me ayuda a recuperar la memoria, y recuerdo más sobre mi pasado. Recuerdo que los últimos días fueron de gran tensión, grupos antisistemas estaban en contra del rey y obviamente en contra del clero. Tenían un ejército, sí, había mercenarios. Amenazaron múltiples veces al rey, pero él no quería postrarse ante ellos y darles el control. Ellos querían gobernar, ya que el rey, según ellos, era un tirano sin escrúpulos. No saben de lo que hablan, los reyes están allí por una razón, todos tenemos un lugar y no hay nadie que deba cuestionarlo. Cada vez estoy más seguro que la educación es muy importante para que no se creen grupos herejes como estos, si estuviera allí a lo mejor hubiera sido profesor. Realmente es lo que quiero, estoy completamente seguro.

Últimamente, me encuentro mal, creo que tengo fiebre o algo parecido. Supongo que es por la nueva dieta que he adaptado, es normal que me encuentre mal; de comer carne, pescado y verduras, ahora como solo y exclusivamente corales de un sitio que me es desconocido. Puede que también se deba al agua que bebo, siempre tengo sed. Creo que me voy a quedar en una zona concreta estos días, estoy cansado por el mal estar, no debería de andar tanto. Me limitaré a escribir relatos para descansar la mente y relajarme, aunque no puedo pasarme escribiendo, se me puede acabar la tinta.

Pasó otro mes y ya estoy mucho mejor, no pude escribir, ya que no calculé la tinta que me quedaba por la zona, parece que en este lugar es más escaso el coral azul, aunque, por otra parte, hay otros tipos de corales nuevos. En total son tres nuevos tipos con formas completamente diferentes. El primero es rosa, y parece un árbol con muchas ramas, aunque más unificadas y sin hojas. El otro es azul, pero más claro que el de tinta, este es similar al verde y tiene una estructura basada en palos completamente rectos; ninguna peculiaridad. Y finalmente el blanco, este es increíble. Su forma es indescriptible, tiene muchas variaciones, es una amalgama radiante llena de diversidad en lo visual. Lo más sorprendente, su sabor. Este también es comestible, pero de nuevo, no tengo palabras para ello. No es que sea un sabor que me apasione, realmente no me lo comería más, pero lo volvería a probar alguna vez solo por la experiencia. Siento mis pocas especificaciones y vaga descripción sobre el último coral, pero este me deja sin palabras, me obliga a no poder definirlo. Es mágico, y de ahí su escasez.

Este último tiempo me siento de maravilla. No escribí por semanas al estar radiante de energía, tanto que no recuerdo ni la última vez que dormí. Cuando me siento cansado solo me siento para recuperar fuerzas y continuar con mi camino. Es más efectivo cuando me adentro en uno de esos pequeños lagos de agua, así que me estoy acostumbrando a hacerlo así. Amo este lugar, cada vez me siento más enriquecido al vivir esta experiencia. Nadie lo va a creer cuando vuelva, aunque espero que Dios mande una señal para convencer a aquellos que no tienen fe. Eso me hace pensar una cosa, ¿cuándo voy a salir de aquí? Es obvio el gozo que estoy obteniendo de viajar por estas tierras, pero echo de menos lo conocido, la compañía de otro ser vivo. En algún momento pensé que solo podría salir de aquí andando, por eso estoy explorando todo lo que puedo, con la esperanza de encontrar una especie de salida que me devuelva al mundo del que vengo. También me gustaría volver a recordarlo todo, ver las caras de mis hermanos y hermanas, quiero volveros a ver y compartir esos buenos momentos que compartimos en nuestro viaje al paraíso. Así que más que buscar una salida, creo que lo correcto sería rezar para que Dios me guíe. Estoy seguro de que eso es lo mejor.

Sigo sin recibir ninguna respuesta, ¿por qué Dios no hace caso de un practicante tan fiel como yo? Siento mucho esta prepotencia, pero no es de mi agrado estar en un lugar al que yo no elegí estar. Dios me ha enviado aquí sin contactar conmigo durante todo este tiempo, ¿qué quiere que haga? ¿Descubrir algo, resolver algún acertijo? No me parece para nada justo este trato Señor, no son las acciones que predicas. El ritmo que tengo al viajar es menor, solo ando para hacer algo. Descubrir nuevos corales y cuevas hermosas es lo que me ayuda a estar cuerdo, no creo que aguante mucho, ya que parece que estuviera hablando solo todo este tiempo. ¿Acaso está Dios aquí? ¿O nos ha abandonado? Por si fuera poco, mi cuerpo ha empezado a lucir diferente. Ahora mi tono de piel es más grisáceo. Supongo que es por el cambio de luz, no capto tanta como antes. Puede que la única forma de adaptarme es consumiendo otro tipo de vitaminas, dejando atrás la del sol, o más bien obteniéndola menos, al mismo tiempo que cambiando mis necesidades biológicas, ocasionando este efecto secundario, cambiando el color de mi piel habitual. Si me hubiera ido ya, esto no pasaría…

Para ganar tiempo antes que alguien me dé una señal, volví a pintar. Aunque no esté bien visto, me está pareciendo interesante pintar escenas infernales donde los cuerpos de los pecadores están siendo mostrados de todas las formas posibles. No lo hago por amor a la muerte, es más un significado artístico. He llegado a ver el interior de muchos cuerpos humanos, llegué a asistir en varias inspecciones de cuerpos sin vida. Eso es algo muy mal visto, se decía que era una falta de respeto y de educación, los cuerpos de los difuntos no servían como juguete de unos pocos curiosos. Gracias a ponerme a pensar he recordado estas facetas de mi vida. Y lo dije, siempre fui curioso, me cortaban las alas. Pero mis instintos no podían contenerse, tenía que escaparme y llenar esa curiosidad con respuestas a las preguntas que yacían en mi cabeza. Por eso me gusta dibujar estos cuerpos retorciéndose, abiertos en canal, es impresionante ver nuestro cuerpo en situaciones nunca antes vistas. Y el infierno es el único lugar donde se pueden llegar a ver.

Cada vez estoy peor de salud, creía que se me pasaría, pero no es así. Poco después de tener la piel diferente, la fatiga era mayor. Solo hago que beber agua. Las cuevas ahora son mi lugar seguro, puedo estar sumergido durante horas en el agua contemplando la luz desde dentro, olvidé cómo respirar. A la vez, es complicado escribir en este estado, mis manos son torpes. He llegado a arrancar varias hojas para poder tener una buena presentación en mi diario, aunque me planteo dejarlo estar y escribir lo primero que se me ocurra, con manchas de tinta y sin una estética agradable a los ojos. Al fin y al cabo, ¿alguien leería esto?

Una semana pasó desde mi último escrito. Hoy estoy decepcionado porque las pinturas que he ido haciendo a lo largo de mi estancia en este lugar, se han borrado. Lo que no entiendo es por qué desaparecieron con tanta facilidad, parece como si las propias paredes no quisieran que hubiera ni un rastro de mí. ¿Habré sido la única persona en pisar este lugar? Porque si cualquier rastro es borrado fácilmente, a muchos les podía haber pasado lo mismo que a mí. Aunque cada vez sospecho más de este lugar, mis vivencias pasadas van volviendo a mi mente. El peto de cuero que llevo, es por un ataque. Fue un ataque de los infieles antisistema que tuvimos que enfrentar. Ahora lo recuerdo mejor, pero no recuerdo qué pasó para que yo acabara aquí. ¿Puede que Dios, mi Señor, haya querido protegerme? Ya no estoy seguro de nada, sigo con hambre y mi piel, se vuelve cada vez más oscura.

Ya no sé cuánto tiempo pasó, puede que días, semanas o meses. Actualmente, yazco entre corales, dentro de uno de esos pequeños lagos de agua cristalina. La sed que tengo sacia todo tipo de necesidad, ahora sí me siento bien. Por fin salí al exterior, la luz solar me reconforta y la belleza de las cuevas se volvió algo monótono. Mi fe tambalea aún más. Dios no hace nada, Dios no intenta salvar a los suyos. Estoy atrapado en este lugar sin explicación, un lugar donde mi rastro queda sellado y mi existencia se va reduciendo cada vez más. Sé que me estoy muriendo, ¿o acaso ya morí? Los no creyentes atacaron la iglesia, justo cuando me encontraba dentro. Me pusieron un peto de cuero para defenderme, pero eso no bastó para salvarme. Una lanza atravesó mi pecho. Desde ahí, no recuerdo nada. Puede que Dios no exista, puede que solo sea algo reconfortante para aquellos que temen a la muerte o le intentan buscar una explicación a algo incomprensible. Este lugar es absurdo y carece de sentido. No existe el cielo ni el infierno, solo este limbo que te obliga a pasar tus últimos momentos a solas, con tu mente y reflexionar.

Mi piel completamente gris oscuro, empezó a tener un tono verdoso. Y yo, me estoy volviendo parte de ellos. Sí, mi cuerpo empezó a endurecerse, a pegarse en el suelo, me estoy volviendo un coral. Estas seguramente sean mis últimas palabras. Palabras las cuales es probable que nadie lea. Cada vida, cada ser, ha ido a parar aquí. Y todos y cada uno de ellos, al final, se convierten en coral. Ahora solo esperaré a mi final, para que mi alma sea liberada y mi conciencia, inservible. Lo único que quedará, son recuerdos en coral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario